¿Alguna vez has pensado que eres raro porque te gustan las cosas oscuras, sangrientas, fantasmagóricas? ¿Has pensado que eres diferente y cool, o que eres raro y socialmente ¿Incomprendido?
Pues déjame decirte que
ni raro, ni diferente, ni socialmente incomprendido.
Todos los seres humanos
sienten una rara atracción por lo macabro. No obstante, en diferentes contextos
históricos y sociedades, expresar abiertamente este gusto ha sido mal visto;
mientras que, en otros momentos y lugares, ha formado parte de tradiciones y
costumbres arraigadas.
Según el estudioso de
la biología del comportamiento Colton Scrivner, en entrevista para la BBC,
todos tenemos interés por lo desagradable en un grado u otro. Esto se ha
denominado "curiosidad macabra". Tener curiosidad por lo que provoca miedo o
por lo misterioso es una manera subconsciente de aprender sobre esos riesgos
para poder evitarlos.
De acuerdo con
Scrivner, esta curiosidad por lo morboso es tan antigua o más que los registros
humanos sobre ella. Aunque no está claro cuándo surgió entre los humanos, su
manifestación es de larga data. Muchas son las evidencias y registros
históricos que lo demuestran: el Coliseo romano, estadio donde se pagaba para
ver combates y otros tipos de espectáculos violentos y sangrientos, es un
ejemplo claro.
En épocas modernas, la
literatura, el cine, la televisión, las salas de combate (boxeo y artes
marciales) o los parques de diversiones con casas embrujadas o juegos de
escape, son un reflejo no solo de la persistencia de esta curiosidad, sino de
cómo varía en dependencia de las culturas y sociedades.
A partir de los
estudios de Scrivner se identifican cuatro categorías en la curiosidad macabra:
lo paranormal, la repulsión corporal, la violencia y las personalidades
peligrosas. Además, demostró diferencias obvias de tolerancia según las
ocupaciones de las personas. Por ejemplo, un cirujano tiene alta tolerancia a
la repulsión corporal, y un policía, a las personalidades peligrosas.
Esta curiosidad también
nos permite identificar y crear mecanismos de defensa. Nos hace reconocer el
peligro y evadir ciertas situaciones, creando sensaciones de empatía o
repulsión.
Y si lo miramos por
otro lado —un tanto macabro y morboso—, también se ha convertido en la
oportunidad de oro para muchos negocios en la industria del entretenimiento. No
importa cuánto miedo provoque: todos esperamos el 31 de octubre para celebrar
Halloween, y los cines se llenan en los estrenos de películas de terror.
Así que la próxima vez que alguien te llame "raro" por tu fascinación por
lo oscuro, recuerda: no es una rareza, sino un rasgo profundamente humano. Es
esa misma curiosidad la que nos ha permitido sobrevivir, aprender e incluso
entretenernos frente a lo desconocido. ¿No es, acaso, maravillosamente
contradictorio?